Inauguración del ciclo Cita con la Ciencia: Conferencia: “El controvertido concepto de especie biológica y la polémica permanente”. Jueves 10 de marzo
Comienza de nuevo Cita con la Ciencia, ciclo de conferencias que organiza la Facultad de Ciencias junto con la Real Academia de Ciencias, dentro del XVIII Programa de Promoción de la Cultura Científica y Tecnológica 2016.
El objetivo de esta actividad es promover la difusión y divulgación de la ciencia entre los estudiantes universitarios y de secundaria. Conscientes de la importancia de transmitir a la sociedad la Ciencia en todos sus aspectos, vemos estas conferencias como una oportunidad única para ello.
En esta edición están programadas cuatro conferencias en el ámbito de la química, la física, las matemáticas y la geología que esperamos sean de interés no sólo para estudiantes sino también para toda la comunidad universitaria. Esperamos vuestra presencia para fomentar este tipo de actividades.
El programa de este curso se inaugura el jueves 10 de marzo de 2016, a las 12:15 horas en el Sala de Grados del edificio A (Físicas), con la conferencia “El controvertido concepto de especie biológica y la polémica permanente” siendo la conferenciante Ana Crespo de las Casas, Catedrática de Botánica de la Universidad Complutense de Madrid.
Ana Crespo de las Casas
Catedrática de Botánica de la Universidad Complutense de Madrid. Investigador Asociado del Field Museum de Chicago desde 2005. Medalla Acharius 2012. Medalla de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo. Ha trabajado en prestigiosos centros de Europa y América, y entre ellos fue investigador invitado en 1995 y 1996 en el International Mycological Institute (CABI) del Reino Unido. Desarrolla su investigación en biología organísmica, en estudios evolutivos, sistemática y ecología. Ha publicado más de 150 artículos, la mayoría en revistas internacionales. Es también experta en política y evaluación científica. Académica de Número de la Real Academia de Ciencias
Resumen de la conferencia:
A lo largo de los siglos, antes y después del método científico, los seres pensantes e incluso los no pensantes, han necesitado distinguir y distinguirse los unos de los otros. Y ése ha sido el origen del concepto de especie. Una especie define y nombra a un conjunto de individuos que se parecen más entre sí que lo que se parecen a los de otros conjuntos. Los cereales incluyen diferentes especies porque queremos y necesitamos distinguir entre avena y maíz o entre arroz y centeno. Bien es cierto que no todo lo que llamamos arroz es completamente homogéneo: ni tienen la misma forma ni sirven para la misma receta de cocina. Tampoco todos los mohos son iguales; aunque entre los muy parecidos unos producen penicilina y otros no, unos son patógenos y otros no. Siempre podemos decir que los distintos arroces son solo variedades de la misma especie e igual para el penicilium pero para entenderse universalmente conviene fijar criterios.
Además a veces las cosas se complican porque las especies, dadas como diferentes según criterios ortodoxos, son muy parecidas. Incluso con cierta frecuencia en muchos organismos vivos no hay diferencias morfológicas entre las especies, no hay datos evidentes que permitan distinguirlas (especies crípticas). En no pocos casos los límites entre unas posibles especies y otras no están claros y la hibridación (mezcla sexual o no entre especies) es frecuente. Otras veces los datos evidentes engañan (homoplasia). Sin embargo, y a pesar de las dificultades, sigue siendo importante poder decir inequívocamente, para cualquier observador, que un nombre corresponde siempre al mismo concepto. Y se ha de lograr que lo que es una especie biológica sea un concepto claro y útil. Útil para reconocer diferentes bienes de uso o consumo o para identificar un patógeno o para entender algo sobre la evolución de la diversidad o para otros muchos objetivos. No es el menor su delimitación para comprender el origen y la variación en el tiempo y en el espacio de la rica oferta biológica de este planeta que compartimos.
Se tratará de sintetizar las distintas razones y sinrazones de los más relevantes conceptos de especie que se han definido, sus límites y sus insuficiencias. Pero más detalladamente se discutirá sobre si habría que prescindir de este concepto en la biología moderna o sobre la eficiencia de la identificación de las unidades biológicas mediante un código de barras de ADN. Y también sobre el pragmatismo en su tratamiento y uso científico actual de estos conceptos en el reconocimiento de la biodiversidad. Y ello para la catalogación, para conservación o el uso sostenible y para la interpretación evolutiva de la variabilidad de los organismos. Se hablará de cómo cambian o pueden cambiar las especies que se reconocen con los criterios modernos y se mostrará como surgen las nuevas especies o unidades biológicas operativas a lo largo del tiempo. Con datos filogenéticos se pondrá de manifiesto que ni siquiera las especies son eternas; que no lo son ni cuando el hombre no interviene para destruirlas. La extinción de las especies es tan natural como la muerte.